Seminario Errante: Introducción

Si, en tanto analistas, convenimos que el deseo de transmitir existe, y que es deseo de mantener sin suturar la grieta causal, será imprescindible, como en el chiste, la presencia de un tercero que sancione que de eso, hubo. Quizás no sea necesario un auditorio numeroso, para que algún efecto de transmisión se produzca, en el orden de la creación, de un significante otro que dé cuenta que algo de una transmisibilidad se puso en juego. Algo de un decir barrado que haga escuchar el acento de verdad, aún sabiendo que es a medias. Y como dice de manera seriamente divertida Didier Weill: que algo de lo que ese analista, en posición horizontal, como analizante en un diván, experimentó de su propio inconsciente no deserte de su palabra cuando como analista, en posición vertical ante un público de analistas se autorice a hablar, a leer sus papeles, entre intensión y extensión.

En los avatares que atravesamos los analistas, jugando nuestras propias peripecias horizontales y verticales, soportando esta posición responsable desde la que algo se opera; teniendo que vérnosla con nuestro designio que apunta que no es suficiente el estudio de la teoría y el ejercicio de la práctica, sino que estamos implicados en la transmisión, podríamos aventurarnos a proponer que escribir de la práctica hace síntoma. Y que como tal, ese síntoma, pensado al modo freudiano, supone una satisfacción y un goce, pero también una posibilidad de trabajar psicoanalíticamente en el campo que le concierne, que es el de trabajar con el obstáculo, en el límite de la dificultad. Y no precisamente para resolverlo. Se lleva así la práctica al terreno de la ética, desplazándola de cualquier consideración técnica y de la división teoría/ práctica.

Mi propuesta es sencilla: “Escribir-Transmitir”; para ello puedes enviarme cualquier documento que te ocupe, un documento que sea fruto de tu curiosidad y de tu investigación; en el momento requerido se subirá a la web y formará parte de este seminario errante. También puedes hacer comentarios sobre lo ya subido y en la siguiente entrega se transmitiría.

Esas son las formas de formar parte del seminario errante.

¿Y por qué errante? Nuestro seminario va a tener la osadía de andar de una parte a otra sin tener asiento fijo y además se va a permitir errar; ¿acaso no dicen que es de humanos, acaso no es desde el cuestionamiento que surgen los discursos? Atrevámonos a errar y seamos erráticos.

Aquí nuestra invitación, cada 15 de mes un encuentro.

          Enrique C.

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