Supervisión en Psicodrama:

LA SUPERVISIÓN EN PSICODRAMA FREUDIANO COMO ANTESALA A LA FORMACIÓN DE TERAPEUTAS

Por E. Cortés,

Llamamos supervisión en grupo desde el psicodrama freudiano, a la modalidad de supervisión en que los integrantes del grupo traen al mismo, cuestionamientos sobre su trabajo; bien desde la clínica, desde lo sanitario, profesores, trabajadores sociales etc. Pero siempre con grupos de profesionales cuyo material son los seres humanos.

El objetivo es poder vislumbrar con ayuda de la herramienta del psicodrama, aquellos puntos ciegos o de dificultad que cada profesional se va encontrando.

Estos puntos de dificultad, que son diferentes para cada uno, impiden que en un momento dado se pueda resolver un problema. Nos referimos a las identificaciones primarias o alienantes y/o puntos de goce da cada profesional.

Las identificaciones alienantes son aquellas por las que, al intentar convertirnos en el otro nos limitamos a apropiarnos de un rasgo incorporándolo. Maniobra que hacemos los sujetos para lograr consistencia, dada nuestra fragilidad.

Será la puesta en evidencia y la puntuación de estos rasgos de identificación alienante lo que es objeto del trabajo psicodramático.

En cuanto a los puntos de goce, vuelven a estar en relación con el hecho de que como sujeto somos de tan insoportable levedad que tenemos que pertrecharnos tras un objeto que nos dé consistencia.

En un grupo de supervisión la primera en hablar es Juana, trabaja en pediatría y dice no saber por qué se pierde dando largas explicaciones, tranquilizando a los padres de los niños ingresados, hasta el punto de quedarse pegada a ellos, hasta el punto de desatender su trabajo.

Como se suele hacer el coordinador pregunta al resto del grupo qué les hace pensar lo que comenta Juana. (Nosotros no encontramos ningún sentido al hecho de que los demás miembros del grupo “interpreten” a Juana, o comenten de cualquier manera lo que el otro ha dicho, sino que cada uno hablará en nombre propio y de sí mismo, con sus propias asociaciones, a partir de lo que otro en el grupo habló, responsabilizándose de su propia palabra. Esto evita las consecuencias de la relación imaginaria que suelen darse en otros grupos: agresiones entre participantes, interpretaciones salvajes etc.)

Ángel, es el primero en asociar algo en torno al discurso de Juana, es psiquiatra; dice que suele tener problemas cuando se encuentra metido en una escena violenta, lo que ocurre a veces en su lugar de trabajo. Y comenta que todavía es más grave cuando la violencia es contra otro compañero y que entonces suele quedarse petrificado.

La escena es la siguiente: el hermano de uno de los pacientes ingresados se abalanza sobre un psicólogo y blandiendo una navaja profiere amenazas contra él mientras lo tiene sujeto de tal modo que no puede moverse. Mientras tanto Ángel siente que no puede hacer nada, que queda totalmente inhibido.

Por razones, aparentemente enigmáticas, elige para representar el papel del psicólogo amenazado a una mujer; dice que la elige por ser una persona muy callada, como lo era también el psicólogo en cuestión. Después elige también a otro miembro del grupo para representar al personaje violento.

En el momento de comenzar a representar la escena, el integrante del grupo que hacía el papel de agresor no es lo suficientemente violento, según Ángel, así que la coordinador le pide invertir su papel con el de su compañero. En dicho lugar, Ángel se muestra extremadamente violento, a lo que la coordinadora le dice “pareces saber mucho sobre violencia”, Ángel sonríe.

Se reanuda la escena, estando ya Ángel en su propio papel, y en el momento más violento de la representación, el coordinador le pregunta qué le pasa por la cabeza, y él asocia con aquellos momentos de la infancia en que su padre gritaba a su madre desaforadamente. Corte de la escena por parte del coordinador.

Escena tras escena nos volvemos a encontrar a la pareja parental de la que nos habló Juana, con lo que comprobamos que la escena representada, no sólo es útil para su protagonista, sino que también sirve como respuesta a la primera persona que habló.

Evidentemente, no se llega a explicar todo el sentido que tenía la escena, ni tampoco se le explica nada a Juana. En el caso de Juana nos hemos limitado a escuchar, a través de la asociación de Ángel, que los problemas con los padres de los niños tienen que ver con sus propios padres. (En otra ocasión podrá trabajar el porqué se queda pegada).

En el caso de Ángel, lo que hace la coordinadora es una escansión en el momento en que él ha asociado con algo muy personal y que viene de su infancia.

Este es un punto diferenciador de otros grupos, donde se hacen interpretaciones dando un sentido. Por el contrario, aquí el coordinador se ha limitado a terminar la escena como modo de puntuación, pero ha dejado el sentido en suspenso, lo que permite que el enigma siga siendo la causa de que otro integrante del grupo quiera preguntarse por la manera en que a él le toca.

Podemos ahora entender porqué Ángel eligió a una mujer para el papel de amenazado: se trataba de colocar a su madre en esa posición pasiva ante la violencia del padre. Podemos marcar la identificación de Ángel con la pasividad de la madre, pasividad de la que él se queja, pero además  con la violencia del padre. Y también con su lugar en la escena primaria, en la que se encuentra identificado a su propia mirada  petrificada.

Sería pues, a nuestro entender, que no solo los psicoanalistas, sino también cualquier profesional que trabaja con personas hicieran un trabajo personal donde se pudieran cuestionar porque ante tales situaciones uno saldría corriendo, o por el contrario se quedan pegados.

Al final se pondrá hacer comentarios acerca de determinados puntos clínicos, o sobre el abordaje de ciertos problemas, en una vertiente más teórica, y sin hacer referencia a lo personal.

Para terminar, decir que en psicodrama freudiano hay tres tipos de grupos: los grupos de primer grado o clínicos, los grupos didácticos o de segundo grado, en el que por turnos los mismos integrantes del grupo hacen de coordinador y de observador; y por último los grupos de supervisión, con el objetivo de que los profesionales puedan conectar con los límites que encuentran en la práctica.

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