El psicodrama, como todos sabemos es una articulación de dos significantes, psique = alma y drama = acción.
Un psicodrama implica pues la puesta en juego del alma en una acción, la exteriorización en actos dramáticos del alma. La puesta en escena de las pasiones del alma es pues, el fin de esta técnica.
El psicodrama freudiano se aleja del moreniano, en tanto que este empuja a la catarsis; mientras que el freudiano hacia lo creativo.
El psicodrama se sirve de la teoría psicoanalítica, como medio de expresión del inonsciente, especialmente con los trabajos de Anzieu, P. y G. Lemoine, Pontales, Safouan…
MI EXPERIENCIA
Durante muchos años viajé a Madrid para llevar a cabo mí formación en psicodrama. Allí pude representar mí pasado y hacerlo historia. Fui consciente de cómo mi vida se iba transformando a base de dramas, tragedias y comedias. Poder encontrarme con otros que me ayudasen en este menester me facilitó el momento para poder escuchar, lo que tal vez no quería escuchar.
Mi primer encuentro con el grupo estuvo envuelto de una atmosfera particular, los que allí estaban hablaban de sus vidas, de sus anhelos, de su cotidianidad; casi sin darme cuenta fui elegido como yo auxiliar; me encontré envuelto en un drama que no era el mío, aparentemente.
La verdad es que en un principio no le encontraba mucho sentido, hasta que la escena empezó a cruzarse con mi escena, escena que yo conservaba intacta en los resquicios de mi represión y que había repetido sin saberlo a lo largo de mi vida.
Luego, yo sería el protagonista.
Y de ahí en adelante, el psicodrama constituye en mi vida un lugar en el que puedo elaborar mis duelos, un espacio donde verme y ver a otros, escucharme y escuchar a los otros. Todos mis semblantes y roles empezaron a ser cuestionados y la pregunta ¿Quién soy? Empezó a encontrar respuestas.
Si tuviera que remarcar algo, por encima de otras cosas, diría que el Psicodrama me ha enseñado a decir NO; definiendo al neurótico como aquel que no ha podido decir no a sus padres, a los jefes, a los profesores…amos al fin y al cabo. El poder liberador del psicodrama se reduce a eso: decirle no al deseo ajeno y apostar por el propio. Esto posibilita una posición distinta ante ese amo que nos “gobierna” y que llamamos inconsciente.
De ahora en adelante yo iba a ser mi propio padre.
Y CONCLUYO
El psicodrama freudiano es una puerta que nos lleva a crear, a inventar con aquello que se padece: hacer del pathos una poiésis. En eso consiste la cura, en tanto que proceso de elaboración.
El Psicodrama es un despertar