Locura materna / falta paterna

Por Enrique Cortés.

¿Qué podemos saber acerca de un hombre?, esta pregunta ya fue formulada por el filósofo del ser y de la nada, Sartre.
Yo creo que también fue la pregunta que impulso a la anti-psiquiatría; y estando en estas que me encuentro con Aurora Rodríguez.
Aurora concibió a su hija Hildegart con un propósito que podríamos llamar experimental: demostrar que una correcta selección genética unida a una educación esmerada derivarían en una evolución positiva para el ser humano.
Hildegart, podíamos pensar que llegó a ser una muchacha excepcional: precoz desde su infancia, se licenció en derecho con tan solo 17 años y, después empezó medicina y filosofía; escribió 15 libros y numerosos artículos; llegó a ser una destacada militante anarquista y se encontraba en la vanguardia del movimiento feminista; visitaba todos los círculos médicos en temas de sexología.
Aurora, su madre, basó toda su vida en función, más que de su hija, del proyecto Hildegart: pretender educar a una criatura para que sea libre.
Curiosamente, o no, cuando la hija quiere echar a volar, cuando manifiesta su propósito de independizarse, de seguir su carrera en el extranjero, despegándose así de una madre absorbente y posesiva, Aurora asesina a su hija. Le descerrajó cuatro tiros mientras dormía, aún no había cumplido los 19 años.
En 1989, la editorial la Piqueta edita «El Manuscrito encontrado en Ciempozuelos»; donde Guillermo Rendueles Olmedo, neuropsiquiatra gijonés, reconstruye en la forma de un caleidoscopio la enigmática historia clínica de Aurora Rodríguez. El Manuscrito encontrado en Ciempozuelos, editado por La Piqueta, es el historial anónimo que en aquel manicomio permanecía olvidado hasta que Rendueles se ha atrevido a exhumarlo, sacando a la luz la trágica historia de esa figura excepcional que fue doña Aurora.
Rendueles nos ofrece una historia extraordinaria que tiene un algo de pesadilla aterradora, pero donde no faltan los ingredientes de cierta ternura y conmiseración. Este psiquiatra de Ciempozuelos «realiza con Aurora un diálogo singular», diálogo a través del cual Aurora relata su vida íntegra y que transcurre «en los primeros años de su encierro en el que se constituye como «enferma interesante», hasta esos largos años en los que la institución total logre destruir lo que de humano había en Aurora.
En 1977 (por Fernando Fernán Gómez) y en 1986 (por Fernando Arrabal) fue llevada esta historia al cine.
Ahora Eduardo de Guzmán, el cual tuvo la oportunidad de conocer a los protagonistas y de entrevistar detenidamente a la madre en la cárcel; nos publica Aurora de sangre, vida y muerte de Hildegart.
Llegados a este punto; no echan nada en falta en toda esta historia: ¿Dónde está el padre? Lacan introduce en el punto medular de la relación madre-hijo al padre con el concepto de Nombre-de-Padre. Si hasta este momento teórico el padre quedaba en una posición difusa, ahora es una articulación que regulará el reinado absoluto de la madre en el mundo del hijo. Eric Laurent escribió “Un paso está dado al momento en el que un niño nace. Hay una aceleración, el llamado al Nombre-del-Padre, a partir del momento en el que existe el niño, se hace más presente. Hay un llamado a que algo venga a poner en orden la relación madre-hijo”. Ante la ausencia a este llamado que se hace en el campo del Otro a ejercer una “oposición simbólica al sujeto”, la desestabilización emerge:

“Es el defecto del Nombre-del-Padre en ese lugar lo que, por el agujero que abre en el significado prepara la cascada de modificaciones del significado de donde procede el desastre creciente del imaginario”.


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