El psicodrama y la repetición (cómo romper con la repetición)

Enrique Cortés,… Conferencia Inaugural II Jornadas Aula de Psicodrama. Murcia 2015:

Voy a empezar contando una pequeña viñeta, esta viñeta durante un tiempo y siempre que tenia la ocasión yo la contaba; hasta que mis compañeros empezaron a decirme que era un poco repetitivo y yo dejé de contarla; pero hoy me viene al “pelo”; ya que de lo que quiero hablaros es precisamente de la repetición o mejor dicho de como el psicodrama freudiano posibilita poder romper con la repetición.
“Hace tiempo me encontré con una mujer que venía a consulta buscando explicación al porque de su mal carácter; ese carácter había conseguido que su marido la dejase, que perdiese el trabajo y ahora sus hijos también se estaban alejando de ella. Cuando ella intenta exponer al grupo el por qué de su agresividad, le viene una secuencia infantil en la que ella siendo niña los Reyes Magos le traen una muñeca. Ella recuerda como al siguiente año una semana antes de que los Reyes Magos vuelvan a visitarla, la muñeca se pierde y como su madre le dice que si se porta bien le traerán una igual.
Efectivamente así ocurrió. Este hecho ocurrió durante un par de años más.
En la adolescencia, la paciente, se da cuenta que en realidad era su madre quien le escondía la muñeca. Y fue entonces cuando surgió en ella un enorme sentimiento de rabia que ahora le fluye a borbotones.
En la representación de la escena, en la que ella siendo adolescente le pide explicaciones a su madre, en el cambio de rol, se escucha decirse lo siguiente: “hija eran tiempos de postguerra y hambre, nosotros éramos pobres y casi no alcanzábamos para comer. Yo, tu madre, no quería que perdieses la ilusión y por eso me inventé esta estrategia.
Cuando la paciente se escucho decirse estas palabras, su relación con el mundo cambió”.
Con esta pequeña viñeta ya podríamos dejarlo, yo creo que vosotros ya podéis saber la potencia y la riqueza del psicodrama.
PSICODRAMA, como todos nosotros sabemos quiere decir Psico (alma) y Drama (movimiento). Se trata pues de poner en acción nuestros deseos; de ponerlos a jugar.
Nuestro psicodrama lo llamamos freudiano, porque los Lemoine, Gennie y Paul, eran freudianos y ellos fueron los que se encargaron de hacer una nueva lectura al psicodrama de Moreno, y al ser freudiano la palabra también tiene su importancia; aunque no cualquier palabra, como diría Lacan, la palabra que a nosotros nos interesa es la palabra plena.
Y en tanto que el significado de las palabras no va a depender tanto del hablante sino del oyente, que una palabra sea plena dependerá del escuchante; y esto en el grupo se multiplica geométricamente; ya que no solo está el animador-coordinador, es decir el terapeuta, sino que también está el grupo, el cual hace de resonancia, facilitando que el significante se desplace.
Y esto es fundamental quiero decir, que para sentirse escuchado, del otro lado tiene que haber alguien que sepa escuchar.
Esto es lo que nos diferencia de otros modos de hacer: la escucha.
Porque nuestra escucha no va dirigida a quien “aparentemente” está diciendo cosas; más bien yo diría que nuestra escucha va dirigida hacia el que no aparenta, es decir eso que para el hablante no es consciente. El Inconsciente.
¿Cuál es el obstáculo para poder escuchar? Nosotros. Porque uno no va a escuchar aquello para lo cual no está preparado escuchar y esa preparación no la da el conocimiento sino el saber sobre uno mismo. Nuestro proceso terapéutico. Con lo cual una parte muy importante de nuestra formación lo constituye precisamente nuestro propio proceso.
Con esto hemos llegado a la primera característica de nuestra formación en psicodrama. No es una formación de conocimiento, de lápiz y papel, donde hay Otro que sabe (saber universitario) y otro que aprende, que se empapa de conocimientos. Nuestra formación es una formación de saber, de saber qué hacer con la verdad de nuestro deseo, con la verdad de nuestro inconsciente.
Entonces en un primer momento está la palabra, alguien que dentro del círculo se atreve a dar un paso al frente, alguien que se atreve a exponerse; acto que propicia que la palabra circule, produciendo una cadena de significaciones;

Pero además el lugar donde esto ocurre, es un lugar propicio para que pasen cosas: El grupo. *
Y vaya que si pasan cosas en un grupo…
Porque de entrada un grupo se compone de más personas de las que aparentemente están. Hay un cuentecito donde un maestro le dice al alumno; si estuviésemos solos te diría la verdad sobre el mundo. El alumno le corrige al maestro y le dice que allí no hay nadie más que ellos dos; a lo que el maestro le responde: estoy yo y también estás tú, además esta lo que yo pienso de ti y lo que tú piensas de mi y también lo que ambos esperamos el uno del otro, más las interpretaciones que hacemos de lo que escuchamos, que sin duda tienen que ver con nuestra historia, en la que están nuestros padres, hermanos…
Es decir que un grupo es el lugar abonado para que todas nuestras fantasías eclosionen, allí nuestros fantasmas salen a pasear; el grupo es el lugar privilegiado para que nuestras identificaciones se reaviven e incluso se construyan otras nuevas.
Y no olvidemos que en un principio solo fuimos eso, identificaciones, pero que luego necesitamos romper con ellas, para poder construir nuestra propia identidad.
En un principio necesitamos del otro para que nos vaya diciendo quiénes somos y así nos construimos desde la igualdad: “yo soy lo que el otro dice que soy”, pero luego necesitamos separarnos de ese otro para ir construyéndonos desde la diferencia: “yo soy eso que me diferencia de los demás.”
*El grupo y el análisis. Simone Blajan (cuadernos de psicodrama. Nº8
Es el paso de la identificación regresiva a la identificación progresiva, en búsqueda de nuestra identidad. Para poder jugar con todo esto en nuestro psicodrama entran en acción las elecciones de los yoes auxiliares.
Y para todo esto es fundamental la mirada. En el grupo todos estamos expuestos a la mirada de los demás.
Entonces tenemos la escucha, tenemos el discurso grupal tenemos la mirada y por lo tanto las identificaciones y en tanto que es psicodrama tenemos las representaciones, las cuales y en tanto que nuestro psicodrama es freudiano, nunca van ser fabuladas. No son escenas que serán sacadas de ningún manual, son escenas sacadas del discurso del grupo. Se trabajan escenas que han sucedido en la realidad o en la fantasía, que también es una realidad; pero no escenas que surgen de lo que me hubiera gustado, delo que podría haber sido y no fue. Porque de lo que se trata es de ver qué podeos hacer con eso que no pudo ser, y por lo tanto no vamos a parchearlo, a taponarlo, no vamos a mirar para otro lado, vamos a afrontar la castración y ver las posibilidades que nos quedan. Solo a partir de la aceptación de la pérdida es que se nos abren otras posibilidades… Freud decía que la creatividad era una buena salida al malestar de la cultura, y la creatividad es juego.

El psicodrama acelera el proceso de poder romper con la repetición y así poder abrir un abanico de OTRAS OPCIONES.
Vosotros sabéis que Freud decía que el proceso terapéutico lo podíamos imaginar como una trayecto de dientes de sierra; yo en realidad creo que es circular.
Nuestra vida es circular, pasamos muchas veces por el mismo sitio, pero la cosa es pasar de diferente manera. Cada vez que yo cuento esta viñeta, la de la muñeca, es seguro que la cuento de diferente manera, siempre hay algo nuevo; pero la cosa es que en mÍ siempre hay algo nuevo también; desde el primer día quedé atrapado; primero me identifique con la niña, luego con la madre, otras veces creo que con las dos y siempre con matices diferentes.
Hace tiempo nosotros estábamos aquí, en esta casa. Aquí impartíamos nuestra formación en psicodrama, pero un día con malas artes y muy poca terapia nos echaron, bueno nos ponían zancadillas y nosotros que somos muy sensibles decidimos irnos; hoy volvemos a estar… os aseguro que de otra manera.
Ese es un gran objetivo: “romper con la repetición”. Dejar de repetir lo que no nos hace bien, situarnos y recolocarnos de otra manera con los objetos que nos rodean.
Gracias al psicodrama freudiano, poder ser los protagonistas de nuestra propia historia y no actores secundarios.
Hace ahora tres años conocía a una mujer, que creo que todavía no sabe la fuerza que realmente tiene.
Yo creo que fue en el primer o segundo módulo de nuestra formación; que cuando yo le pregunté algo o me dirigí a ella, esto no lo recuerdo muy bien; ella me dijo que no confiaba en mí; yo sabía que no podía estar hablando de mi ya que acabábamos de conocernos; así que le pregunté quién era yo; me contó, nos contó que en otro lugar y en otra formación, otro terapeuta con sus palabras o sus actos, le hizo daño…. Seguidamente nos contó una secuencia infantil, donde un profesor también le hace daño, ese profesor era algo sádico. Cuando yo estaba pensando en que contaros hoy, pensé en ella, pensé en una pequeña secuencia, que ahora ya no voy a contaros; entonces le envié un email para pedirle permiso y su respuesta fue la siguiente:
“Enrique confío en ti y sé que respetaras el anonimato”. Pero yo la conocí y ella me decía que no confiaba en mí… ¿He cambiado yo, ha cambiado ella? Es que yo no creo que sea eso, yo no creo que hayamos cambiado; pero sí que ha habido un ligero o no tan ligero cambio subjetivo; como un nuevo posicionamiento… y desde ese nuevo posicionamiento ella me ve de otra manera, yo diría que ella mira de otra manera, esto también posibilita que ella pueda ser mirada de otra manera.
Y eso es lo que yo quería contaros; que el psicodrama ayuda a que estos pequeños cambios subjetivos ocurran.

“…EL ANALIZADO NO RECUERDA,  EN GENERAL, NADA DE LO OLVIDADO Y REPRIMIDO, SINO QUE LO VIVE DE NUEVO, LO ACTÚA. NO LO REPRODUCE COMO RECUERDO, SINO COMO ACTO. LO REPITE SIN SABER NATURALMENTE QUE LO REPITE…” S. Freud
¿Qué ocurre en las representaciones que hace que la ruptura con lo pasado se acelere?
Nosotros hemos construido nuestra historia de retazos de acontecimientos verdaderos, pero a partir de ellos hemos construido una historia falsa, aunque con calidad de verdad, es lo que Freud llamaba realidad psíquica.
Pensemos en una cabeza de toro, unas alas de águila y un cuerpo de caballo; existen y son verdaderos; pero si ahora construimos un animal que tiene cabeza de toro, cuerpo de caballo y alas de águila; ese animal no existe.
Así construimos nuestra historia; tiene efecto de realidad y en nosotros se ha inscrito como verdad absoluta.
En el psicodrama al poder jugar no solo con la palabra, sino también con escenas que de entrada nosotros pensamos que son o han sido reales, al poder subjetivizar nuestra historia, nos encontramos, sin quererlo con algún detalle; puede ser una frase o una palabra, un gesto, en definitiva  algo inesperado que viene a crear duda, duda de lo que momentos antes era una verdad absoluta y no cualquiera verdad, estamos hablando de nuestra historia, hablamos de mi historia, de mi Verdad (con mayúsculas), una verdad que me justifica en mis actos actuales, en mi forma de pensar, una verdad que inconscientemente me dirige en mi proceder. Pero ahora tengo una pequeña duda, y esa duda hace que pueda haber una abertura a lo novedoso, esa “cosita” con la que inesperadamente me he encontrado en mi trabajo psicodramático hace que la verdad sobre mí tenga alguna fisura y esa fisura hace que me cuestione o me replantee sobre cosas tan nimias, importantes y estructurales como: ¿cómo fue mi infancia?, ¿Cuál era mi lugar en la familia?, ¿mis padres se querían?… y ya sabemos que las preguntas requieren respuestas; aunque en este caso solo el hecho de formularme las preguntas ya hace que en mi haya un cambio, nosotros lo llamamos cambio subjetivo.
Y es entonces cuando posibilitamos, poco a poco, y escena a escena que podamos ser los verdaderos protagonistas de nuestra historia porque en realidad estamos haciendo una relectura y reescritura de nuestra propia historia.
La cabeza de toro se aliena con el cuerpo de toro, las alas de águila con el águila y el cuerpo de caballo con su propia cabeza etc… y como por arte de magia el animal que nosotros habíamos construido que tenía una cabeza de toro, un cuerpo de caballo y alas de águila desaparece.
Y ya nada es como uno esperaba (AFORTUNADAMENTE).

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